Para ser bueno con las palabras hace falta escribir bien en diversos contextos, ya sea como profesional, académico o legal. Un texto bien redactado va a transmitir información de manera clara y precisa, persuadir a un público objetivo y reflejar la objetividad requerida en determinados contextos.
Sin embargo, lograr la objetividad en la redacción y ser bueno con las palabras puede ser un desafío, ya que los sesgos personales y las opiniones subjetivas van a afectar la imparcialidad y la credibilidad de lo que se escribe.
Curso Bueno con las palabras: Escribir y editar
La Universidad de Michigan ha creado una serie de cuatro cursos para un programa especializado llamado bueno con las palabras. Son más de 60 horas donde aprenderás a elegir adecuadamente las palabras, crear una estructura basada en la información que redactas y posteriormente la revisión y comprobación de las fuentes.
Desde luego, este curso ayudará a aquellos que a nivel profesional o académico necesitan entregar datos veraces y comprobables. Para aquellos que solo buscan redactar fantasía, poemas, cuentos o cualquiera de esta índole, será un poco distinto el curso, pero aun así aprovechable para mejorar su forma de escribir.
Sin más preámbulos, te dejamos el enlace gratuito ▶️ al curso y te invitamos a leer todo acerca de por qué ser bueno con las palabras cambiará tu vida.
¿Cómo escribir un mensaje neutral que capte la atención?
Debes comprender que todas las declaraciones tienen un impacto directo en la credibilidad y validez de la información presentada. Cuando eres bueno con las palabras, buscamos transmitir información precisa y objetiva, respaldada por hechos y evidencia cuando sea necesaria.
Ahora, esto es obligatorio en situaciones legales, donde la objetividad es un requisito para garantizar la equidad y la justicia.
En otros casos, los sesgos personales, como las creencias y las experiencias previas, van a interferir con la objetividad en las declaraciones. Por lo tanto, debemos basar nuestras declaraciones en hechos y evidencia comprobable, en lugar de en opiniones y prejuicios personales.
¿Qué preguntarse antes de escribir un mensaje?
Ser bueno con las palabras es tener claro cuál es el propósito principal de la misma. ¿Qué mensaje deseas transmitir? ¿Cuál es el objetivo que quieres alcanzar con tu texto? ¿Qué tipo de respuesta espero de mi público?
Además, debes considerar el público objetivo al que te diriges, identificando sus necesidades específicas para adaptar el tono y el enfoque adecuados para garantizar la objetividad en tu escritura. Recuerda que el aprendizaje se basa en la coordinación correcta entre el pensamiento y lo plasmado en el texto.
Como dato adicional, recuerda que los lectores ahora siempre evalúan la calidad y la imparcialidad de las fuentes, así como saber cuál es su experiencia y si existen posibles conflictos de interés que puedan comprometer la objetividad del texto redactado. Por lo que, ser bueno con las palabras ahora también se acompaña de credibilidad.
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¿Cómo ser creíble y bueno con las palabras a través de la escritura?
Ser bueno con las palabras requiere que tengas una estructura lógica y coherente para transmitir el mensaje de forma secuencial, utilizando la estructura clásica de párrafos y encabezados para mejorar la legibilidad y la comprensión de tu texto.
Ahora, es importante realizar una revisión e incluso reescribir oraciones que reflejen imparcialidad y objetividad, eliminando cualquier lenguaje o palabras que puedan sesgar la declaración. Recuerda que la revisión detallada, antes de presentar textos importantes, te ayudaran a lograr una declaración objetiva y efectiva.
Ten en cuenta que, al redactar declaraciones, debes evitar afirmaciones sin respaldo y generalizaciones infundadas. Evita utilizar estadísticas engañosas o basarte en ejemplos aislados para hacer generalizaciones injustificadas.
En su lugar, concéntrate en ser preciso y veraz en la información que presentas, de modo que la precisión y la veracidad fortalecerán la objetividad de tus declaraciones en cualquiera de los temas difíciles que manejes.
Finalmente, un lenguaje objetivo y basado en hechos es más efectivo que un lenguaje emocional al redactar. Incluso, el uso excesivo de palabras descriptivas y emotivas que puedan influir en la interpretación de los lectores.
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